Como así lo hizo la señorita Bennatinska, Coordinadora de la Oficina de Relaciones Internacionales. Aunque ésta fue más generosa y nos propinó con hora y media de charleta eslovaca.
La universidad es bonita, si miramos hacia el edificio principal de la Universidad Comenius:
El estilo del edificio de mi facultad es más bien tirando a un bloque gris que intenta aparentar formalidad y respeto durante el comunismo.
He ido a clase sin abrigo, y ayer estuvimos paseando por el Danubio de la misma manera. Cosa extraña para el clima que estamos teniendo en este ya congelador Septiembre...
Y como ya se sabe, se disfruta mucho más de las vistas con ese calorcito encima del hombro...




Además de todo esto, he asistido a otra excursión dentro de la residencia. He ido a la Lavandería.
Sí, señores. Aquella sala llena de ruidosas y mostruosas lavadoras que no se ponen en marcha si no tienes 4 maravillosas monedas de 10 coronas eslovacas... Que son más difíciles de encontrar que una aguja en un pajar...
Yo me siento como Mario Bros, cuando de repente me compro una cervecita inocente en la gasolinera que tenemos al lado y... PLIM!
monedita de 10 coronas eslovacas al canto!
y tus amigos te miran con envidia y orgullo y exclaman todos la la vez: Ohhhhh!

Pronto, muchas más aventuras...